Las reformas recién aprobadas, en mi opinión,
tienen cuatro impactos directos en todo el sistema político y social de México.
El primero, el natural por la materia de cada reforma; el segundo es sobre la
administración pública; el tercero sobre la población; y un cuarto sobre el
sistema político. Déjeme explicarle cada uno de ellos.
En el primer caso, estamos hablando de que cada una
de las reformas pretende cambiar las reglas de actuación de un sector en
especial, cambia las diferentes relaciones del Estado con los principales actores y las prácticas sociales: en el caso
de la de Educación, se cambiaron, modernizaron y ajustaron las relaciones del
gobierno federal con los estados, los maestros, los sindicatos, etcétera; en el
caso de la energética, se cambiaron 11 leyes y se estableció un nuevo sistema
energético, se cambian empresas paraestatales, el pago de impuestos, los
ingresos de las rentas petroleras, etcétera; también, en el caso de las de
Telecomunicaciones, se cambian las relaciones y los balances entre el Gobierno
y las empresas concesionarias, además se modifican los servicios al público.
Digamos que se modelaron sectores políticos y económicos, se cambiaron las
reglas económicas para que cada uno de los sectores se modernice, se adecue a
las nuevas tecnologías y situaciones de los cambios mundiales en las materias.
Técnicamente, el país se modernizó, los impactos para cada sector serán
graduales y poco a poco, todos los integrantes deberán de ir adecuando sus
prácticas para modificar su actuación a estos nuevos esquemas.
En el segundo caso, el de los impactos a la administración
pública, estas reformas implican que cada una de las dependencias o entidades
gubernamentales en todo el país y en los tres niveles de gobierno, deberán de
cambiar sus procesos, reglas de actuación, funciones y modernizar lo que
internamente les corresponda en cada uno de los departamentos que administran
las leyes de las reforma. Ya hemos comentado aquí mismo, que en mis
consultorías a algunas dependencias de gobierno, me he encontrado que los
funcionarios aún no leen o entienden las reformas y no saben cómo aplicarlas en
su vida diaria, pero tarde o temprano lo deberán de hacer para cumplir con los
mandatos y la modernización del aparato burocrático. Esto implica que estas
reformas también representan intrínsecamente un gran cambio en la operación del
poder ejecutivo, poco a poco irá cambiando la cara de las dependencias
gubernamentales.
Es importante
entender que el gran factor que realmente puede hacer que las reformas se den a
buen tiempo, es el factor humano de los funcionarios públicos, aquí se verá si
México como sociedad burocrática puede lograr la productividad gubernamental y
brincar el reto de la burocracia, la corrupción y el sindicalismo de gobierno,
ya que estos males son los que pueden destrozar cualquier buena reforma
administrativa.
El tercer impacto es para la población. Las
reformas, al cambiar los sectores económicos y las dependencias
gubernamentales, también cambiarán los servicios que se ofrecen por parte de
empresas y dependencias gubernamentales, lo que implicará que los ciudadanos al
mismo tiempo, y poco a poco, se irán enterando de los beneficios que le traerán
estas reformas, al tener nuevos servicios y opciones de competencia. También
verán que los servicios públicos en algunos casos se tendrán que modernizar y
modificar, en este caso los cambios y adecuaciones serán más lentos, ya que
primero, en el orden que aquí describo, los sectores irán absorbiendo y
desarrollando las reformas, hasta que se puedan verdaderamente convertir en
beneficios al ciudadano o consumidor. Por otra parte, el ciudadano tiene la
obligación y el derecho de informarse para poder exigir que los cambios se
apliquen y se den de manera como se
había descrito en la ley.
Y finalmente, el que se refiere al del sistema
político, al final del período de las reformas: el balance político cambió. Todo
proceso de reforma en cualquier país tiene costos, para el partido y la persona
que las impulsa. Hoy, según los últimos datos de las encuestas de imagen
presidencial, el Presidente Peña Nieto está pagando el costo de la implementación
de las reformas, pero hay que entender que esto siempre sucede, en este caso él
lo quiso correr y está jugando sus cartas a que cuando venga la recuperación
serán otros tiempos políticos. Pero a pesar de esto recordemos que él no fue
solo en este proceso, se creó el Pacto por México y si se lograron las
autorizaciones en tan poco tiempo es porque existió voluntad política de varios
actores y partidos políticos, esto a su tiempo tendrá una repercusión favorable
para el Presidente.
Lo que en el fondo también causó todo este proceso
es que por primera vez en mucho tiempo, vimos como la política ha tenido un
balance positivo. En el sexenio pasado veníamos de contar la ineficiencia de
los políticos de los partidos y de los diputados y senadores, hoy, mal que
bien, esos términos de crítica no se pueden aplicar, al contrario, hemos visto
como trabajaron en marchas agotadoras, sin retrasos, cumpliendo tiempos y
compromisos. Como pueblo entendimos y hemos visto, nos guste o no, a una clase
política positiva, con ganas de cambiar a México, con pocos escándalos (salvo
sus honrosas excepciones y que en su caso han seguido la ruta trazada desde los
tiempos que llegó el PAN al poder, ya que por su parte, el PRI ha cesado
fulminantemente a los funcionarios que han caído en casos bochornosos). Pero en
síntesis y haciendo un balance, la misma política se ha podido dignificar en
este esfuerzo reformista.
Claro que a nivel partidos políticos el resultado
es también de purga y limpia, hoy vemos a un PRI muy acomodado en el centro de
la geometría política, en una banda muy ancha hacia la izquierda y derecha; por
su parte, en la extrema derecha, vemos a un sector del PAN muy cercano al PRI y
con grupúsculos de poder moviéndose hacia el extremo; la derecha recalcitrante
está muy desaparecida, pelando solo internamente hacia dentro de su partido. En
la extrema izquierda, vemos acomodos en los partidos políticos, primero hay un
grupo tratando de darle un sentido más moderno a su movimiento con políticos y
una tendencia que está más cercana al centro de la geometría política, el
riesgo es que pueden perder su base, pero lo mejor pudieran ganar a sectores
más pensantes y no tan radicales. De ahí en fuera, la aparición de MORENA y los
pleitos entre las bandas perredistas hacen que pueda haber una desbandada y
desintegración, por lo que podemos decir que toda la izquierda se va a
reconformar en las próximas elecciones, el efecto Mancera también ha sido un
factor determinante para crear esta nueva izquierda y radicalizar a su base.
Como podemos ver las reformas no sólo son los
cambios de leyes para adecuar sectores, en el fondo, a esto es a lo que se le
llama un gigantesco cambio en el estatus quo de todo el país, la sociedad y la
política. La pregunta final creo que sería ¿quién es el gran ganador en todo
este juego? Y en mi opinión la respuesta es: México, México en su totalidad.
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