Estoy totalmente desconcertado, no entiendo nada, no soy un
gran fanático del fútbol pero quedo asombrado ante la decisión de la FIFA de
querer sancionar a un país por una práctica y ya tradición de la afición
mexicana: la de gritar, “p…” cuando el portero despeja el balón de su portería.
Quedo anonadado, ante la reacción de tirios y troyanos y sus
embates a través de la prensa mundial, unos por liberales otros por
conservadores, por una simple y sencilla practica nacional, ahora exportada
gracias al mundial de fútbol, de la misma manera que en otro mundial se exportó
al mundo el canto del cielito lindo durante los partidos y que si no me falla
la memoria, se convirtió en una práctica en el fútbol alemán.
Mi asombro es mayúsculo cuando nadie me ha podido dar la
explicación, razón o motivo, por la cual nace esta práctica, o si simplemente
es una genialidad de algún aficionado.
Quedo sorprendido, ante la rapidez de la FIFA de juntar a sus
jueces, y generar el proceso de investigación, deberíamos aprender aquí en el
Congreso mexicano de esta rapidez y eficiencia en las investigaciones.
En fin, el caso es que va a ser la primera vez, creo yo, que
un grito de guerra, una expresión genial y divertida, con una de las palabras
más emblemáticas, significativas y arraigadas de nuestra cultura, y una
práctica local que hasta ahora a nadie hace daño, será puesta ante un tribunal
y la óptica homofóbica mundial, para ser… posiblemente sancionada.
Dicen los que saben que la FIFA sólo podría implementar una
multa económica a nuestro país por dicha práctica, lo que no deja de ser
impactante, que una organización privada mundial dedicada a uno de los más
grandes deportes en el mundo, y con una de las más grandes prácticas corruptas en
el mundo, se convierta en entidad juzgadora y moralina, ante una costumbre y
práctica local. Cosas increíbles de la globalización.
Todo este asunto me hizo recordar aquella película de
Sylvester Stallone llamada "Demolition Man", que presentaba un mundo
futuro con extremas normas sociales y en donde por cada grosería que se llegaba
a decir se generaban infracciones a través de una maquinita pegada en la pared
que emitía un chirrido al momento de escucharla, ¿ficción o camino a una cruel
realidad? ¿Sabrá Dios, diría el clásico, moviendo rápidamente sus manos,
mientras que el portero prepara la pelota para un saque de meta, antes de
gritar con todos sus pulmones P…………………, junto a otras miles de almas, para
hacer vibrar todo el concreto de un estadio de futbol?
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