Hoy, las bases
están sentadas para el gran cambio. La elección de los personajes del gabinete
de Peña Nieto obedece a que estos funcionarios tienen una misión muy concreta
en este arranque de periodo presidencial: navegar entre las fuerzas de los
poderes fácticos y los poderes de los intereses de la política para lograr el
tan deseado cambio que México necesita.
Iniciamos un nuevo período Presidencial,
un nuevo gobierno, con casi todo renovado; y digo casi todo porque, en el Congreso, una gran mayoría son los
mismos personajes, pero en diferentes posiciones. Pasa lo mismo en los partidos
políticos, pero el cambio siempre implica en la mente de los humanos nuevas
oportunidades. Estamos viendo que, gracias a este momento, se están cambiando
cosas, ya se firmó un pacto, ya se han logrado algunas reformas y pareciera que
hay una voluntad renovada para impulsar a México
por un nuevo camino.
Esto implica, irremediablemente, que el Presidente Peña Nieto quiere cambiar el status quo que se ha
mantenido en México, después de 12
años de control panista en el gobierno y que, a pesar del poco tiempo (comparado
con los 70 del PRI en la pasada
época), el status quo fue empeorando por falta de habilidad política. Si antes
era imposible moverlo por los poderes fácticos y las luchas de poder, en estos
doce años se convirtió en rehén de circunstancias como afectaciones mundiales y
la situación de la inseguridad.
El objetivo de Peña Nieto
es moverlo y, con esto, mover a México
hacia un mejor desarrollo; para esto, la estrategia que ha seguido en estos
pocos días de su gobierno ha sido hábil. El primer paso fue la firma del Pacto
por México con las tres fuerzas
políticas más grandes e importantes. Revisando el Pacto firmado, ahí se
encuentra de manera general un plan de gobierno y lo interesante es que ya
logró el compromiso de los partidos para que se unan a cambiar el status quo
que prevalece en el país; esto no es un asunto menor, ya que en este documento
está definido perfectamente el rumbo que debe de tener el país.
Definitivamente, nadie en su sano juicio puede decir que no queremos
para México todo lo que ahí se
propone, es una mezcla de asuntos pendientes del país que no se han hecho o
cumplido, así como metas muy ambiciosas de asuntos que, por tradición, no se
han tocado y que son necesarias reformar; entiendo que cumpliendo con los
asuntos pendientes se puede generar una dinámica que irremediablemente abrirá
el camino a las demás y, con esto, se podrá realmente cambiar el status quo que
está intocable desde hace mucho tiempo.
Este es el motivo de la elección de los personajes del gabinete; mucho
se ha dicho de ciertos nombramientos y estoy de acuerdo, pero, en esta lógica
de romper las inercias y las zonas de confort, se necesita gente muy
especializada. Esto no quiere decir que las caras que estamos viendo hoy tomar
posesión de las diferentes carteras se vayan a quedar todo el sexenio, significa
que estos funcionarios tienen una misión muy especial en este arranque de periodo
presidencial. Por otra parte, es también difícil entender que estas posiciones
no hayan sido negociadas con los actores principales en los sectores
correspondientes.
Un ejemplo es el nombramiento de Emilio
Chuayffet en Educación Pública,
está mandando a un funcionario con experiencia en el tema y un gran manejo en
política, pero, más allá de los pasados pleitos con la Maestra Gordillo, hay que analizar que el secretario de esa cartera
está en medio de dos grandes fuerzas contrarias, el SNTE y la CNTE, y eso es
lo primero que hay que negociar; después, enfrentarse a las fuerzas del Congreso para la reforma y,
posteriormente, implementarla con todos los gobernadores. Como podemos ver no
es un asunto menor y para este caso se necesita un gran político, no un gran
técnico. Considero que así cada una de las carteras del gabinete fueron
analizadas y se colocó a la persona que consideraron indicada para este
arranque de gobierno, esperemos que todos estos políticos nombrados puedan
navegar entre las fuerzas de los poderes fácticos y los poderes de los
intereses de la política para lograr el tan deseado cambio que México necesita.
La tarea no va a ser fácil, ya que esto implica romper muchos
intereses y va a ser necesario convencer a las fuerzas del mercado y a ciertos
personajes que tienen que cambiar y romper sus mentalidades monopólicas. México es una madeja de monopolios de
todos tipos, pasando desde la economía, por la política, la cultura y llegando
hasta lo sociedad; es una mentalidad que
debemos de romper para realmente poder mover el status quo.
Hoy, las bases están sentadas para el gran cambio; empezará la
tormenta de la negociación, en donde tenemos que entender que las viejas
prácticas de las mentiras fáciles (caso Monreal,
AMLO y Bejarano) empiezan a ya no
funcionar. Si Peña Nieto logra una
buena sinergia con pequeños cambios que la mayoría de los mexicanos apoyen, los
políticos y poderes facticos necios se irán quedando atrás y entenderán que
estas prácticas les están dañando a ellos mismos.
Analista Político
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