Hoy,
verdaderamente, ya no hay pretextos de nadie, ni de empresarios, ni de líderes
sindicales, ni de políticos y, menos, de ciudadanos, para querer detener a
México.
México tiene una gran oportunidad si realiza las reformas estructurales que
se necesitan; con Europa en crisis y
el aumento de los impuestos en diferentes países, los capitales de inversión
están buscando dónde aterrizar. Además, la India
está frenando su competitividad por el mismo problema que México con problemas políticos que no los dejan tomar las
decisiones adecuadas; si nosotros, en el transcurso del próximo año, logramos
los cambios necesarios que se refrendaron en el Pacto por México de Peña Nieto,
nos convertiremos, irremediablemente, en un polo de inversión y desarrollo.
En esta ocasión, el Presidente
Peña está tomando un camino diferente para enfrentar las reformas: primero,
se gesta la reforma laboral en el final del mandato de Calderón, misma que ya se dio; con esto, el ambiente de los
empresarios nacionales y los inversionistas extranjeros se queda tranquilo. Segundo,
ya en sus primeros días lanza el Pacto que es un acuerdo de negociación para
que los principales partidos apoyen el resto de las reformas. Tercero, lanza la
reforma educativa, que manda una señal de que, de manera negociada, está
cambiando el estatus quo del sindicato más grande de Latinoamérica, lo que significa que solamente le quedaría por
modificar las reglas o buscar el apoyo del sindicato de Pemex, para, en pocas palabras, haber logrado cambiar el esquema de
los dos sindicatos más poderosos.
Con esto resuelto, quedarían dos sectores para los que habría que buscar una forma de cambiar su
actual esquema; en la esfera de telecomunicaciones y de medios de comunicación,
si se logra el lanzamiento de las convocatorias para las dos nuevas cadenas de
televisión, el sector se empezará a balancear: un jugador obtiene su canal de
televisión abierta y el otro obtiene su permiso para la telefonía, dos grandes
rivales obtienen lo que necesitan. Por otro lado, el tercer sindicato más
grande, el de Teléfonos, con esto estaría tranquilo y controlado, por lo que el
tercer sector más complejo queda resuelto. Los demás sindicatos están, de
alguna u otra manera, dentro del control del PRI y se buscará negociar con
ellos.
Con esto, se eliminan las barreras reales que, de alguna manera, se
habían convertido en las defensoras naturales contra la reforma fiscal; en el
pasado, cuando se buscaron los consensos adecuados, siempre se trató
directamente de negociarla; fue imposible, existían demasiados candados que lo
impedían y estas barreras siempre jugaron en contra de lograrlo.
Ahora estamos viendo como, antes de entrar a la reforma fiscal de
lleno, se están desarticulando una a una estas barreras para dejar una sola al
final del camino, que es la de los empresarios y la industria en general, en
dónde se encuentran los grandes amarres de los impuestos especiales; este
sector, por sí mismo, se ha convertido en un poder fáctico y son, además, los
monopolios de la industria. Ésta sería la última barrera a romper, pero si ya
se negoció al mismo tiempo que se desarticularon los principales sindicatos e
industrias, ya no hay forma para negarse a entrar de lleno a la reforma.
De ahí se puede entender la razón del pacto con los partidos: los
sectores empresariales o industriales no podrán acudir con los partidos a
buscar prebendas políticas como se hacía antes. El que se quiera salir del
pacto va a quedar expuesto ante los ojos de la opinión pública, por querer
defender lo indefendible, el mal para el país.
Esto es una teoría solamente, pero ojalá se haga realidad; de esta
manera ya no habría pretextos para seguir frenando a México en un escenario en donde la terrible situación de la
economía mundial puede brindarnos la mejor oportunidad para crecer,
consolidarnos y encontrar el camino de desarrollo que todos queremos para México.
Sé que es una frase repetida hasta el cansancio, pero hoy
verdaderamente ya no hay pretextos de nadie, ni empresarios, ni líderes
sindicales, ni de políticos y menos de ciudadanos, para querer detener a México en su camino a la grandeza.
Trabajemos juntos por ella.
Analista Político
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