La elección en el Estado de México guarda un significado especial en la política mexicana, tiene el estigma de ser el laboratorio de las elecciones federales, es la elección previa a la presidencial, y es el Estado que representa la “mezcla fiel” del electorado nacional; sumemos el hecho de que algunos de los que han gobernado ese Estado, de manera importante, han acariciado la posibilidad de ser candidatos a la Presidencia de la República: recordemos al profe Hank y a Montiel. Mayormente, este año será un proceso muy especial en el escenario político electoral de México, ya que Peña Nieto es el político con las mayores preferencias electorales para el 2012, a pesar de no haber hecho pública su decisión de buscar la candidatura.
Esta elección no se puede sacar del contexto de la elección federal del 2012, ya que los factores externos van a hacer toda la diferencia en el proceso. A continuación, el análisis.
Primero, todos quieren ganar, pero el PRI tiene más probabilidades; después, pudiera ser que despegue más rápido y lejos el PRD para lograr un segundo lugar y, al final, quedaría el PAN.
Segundo, los tres partidos tienen problemas internos y están divididos aunque, como en los mejores tiempos revolucionarios, la supuesta disciplina se aplica. Ya vimos que en el PRD hasta los que no se pueden ver ni en pintura estuvieron en la foto del arranque con Encinas, AMLO, Ebrard y Cuauhtémoc Cárdenas. En el PRI, algo parecido vimos hace unas semanas en la foto de la famosa comida entre Beltrones, Peña Nieto, Gamboa y Moreira; los que de plano no saben nada de disciplina son los del PAN, ellos simple y sencillamente dejaron solo a Bravo Mena, quien amenazó que no tendrá una campaña populachera, ni con eventos callejeros ni multitudinarios. ¿Será porque no les gustan o porque no los llenan? Ésta es la cruda realidad del inicio de las campañas.
Tercero, en la lógica de la elección del 2012, los escenarios que quisieran los partidos en relación a sus contrincantes pueden ser los siguientes: el PRI quiere aplanadora, con más de diez puntos de ventaja para borrar cualquier duda y, si es por más, mejor; de esta forma, Peña Nieto queda asegurado para poder “tomar su decisión” e ir por la grande. Las huestes del PRI enloquecen y lo aclaman, pero sus enemigos políticos se ponen azules (no de color PAN, sino del berrinche) porque entonces se entendería que ya nada lo detiene, se convertiría en el salvador del PRI y tomaría pase directo a Los Pinos. Es más, en este escenario hasta se puede aventar la puntada de acelerar las reformas y llegar con una que otra ya bien amarrada como carta de presentación a la elección de 2012 (claro, siempre y cuando pacte con el Senado).
Para el PRD, el escenario es perder por la mínima diferencia (es difícil remontar veintitantos puntos en un tiempo tan corto) para poder llevar la elección al contexto de la duda y el fraude, repitiendo el numerito de 2006, y/o que se defina la elección por una decisión del tribunal electoral. En el caso del PAN, no quedar en tercer lugar sería un buen escenario para demostrar fuerza y con esto detener el efecto de ir a la baja; remember Guerrero, por ejemplo, y de paso atenuar la percepción del castigo ciudadano a Calderón y su administración por la guerra, la crisis y todo aquello que afecta a los mexicanos.
Cuarto, en la lógica electoral nacional, las dudas son las siguientes: si AMLO quiere ganarle el camino a Ebrard y asegurar un lugar en 2012 tendría que separarse del PRD y eso lo llevaría indirectamente a que por resistencia al PRD parezca que apoya a Peña Nieto. En el caso del PRI, los enemigos internos de Peña Nieto quisieran que ganara el PRI por pocos puntos y con una elección sucia y cuestionada para, así, poder echar abajo sus aspiraciones a la grande; para los enemigos externos, una derrota y una elección sucia y discutida sería un bombón. El caso del PAN en esta guerra de primos revolucionarios, los deja con el camino libre o fuera del escenario.
Como se está planteando la elección, hay muchos factores internos, que hacen que pudiera ser una elección ejemplar: a Eruviel y Peña Nieto les conviene ganar limpiamente y lo están cuidando al máximo, se nota. Encinas y Bravo Mena son políticos que se han distinguido, como pocos, por su limpieza e integridad y, al parecer, no se están metiendo en oscuros caminos.
Una Propuesta para los Candidatos
Si quieren blindar la elección y hacerla ejemplar ante los ojos de la nación, les propongo a los tres candidatos y a Peña Nieto que firmen un código de ética para este proceso electoral, en el cual se comprometan a no hacer campañas negativas y a respetar las reglas electorales, así como las decisiones de los tribunales. Pueden pedir también a los medios de comunicación que lo firmen para que todos participen de una manera limpia. Este tipo de pactos son usuales en países cuando hay elecciones muy competidas.
Sabemos de antemano que ante estos escenarios a todos los actores que están fuera del Estado les convendría ensuciar el proceso, con este pacto se blindaría esta elección. ¿Se une a la propuesta? Déjemelo saber en mi twitter: www.twitter.com/@Marcovherrera y espero respuesta de parte de los equipos de campaña.
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