Hace dos semanas tuve la
oportunidad de dar una conferencia en el marco de la plataforma TEDxJuriquila y
justo el tema de mi plática fue “Rompiendo el paradigma de la Viralidad”, en
dónde justo hablaba de de que la revolución digital y la velocidad de la
información nos está llevando a la locura de perder el contexto y depender
solamente del titular del día o del meme con el que nos despertemos o el último
que veamos antes de acostarnos a dormir.
Comentaba en mi platica que
en mi investigación y ensayo llamado “Los efectos de la comunicación en la
elección del 2006”, publicado por la Universidad de la Comunicación, había
determinado que lo que tradicionalmente se conoce como opinión pública está dividido,
a mi juicio, en dos diferentes partes, la primera que llamo: la opinión publicada, en
donde vive toda la información generada por el gobierno, las empresas y entes
públicos y que es lo que se publica en los medios masivos; y una segunda, la
verdadera opinión pública, que es lo que se comenta en
casa, en restaurantes y con los amigos. En aquel tiempo empezaba el auge de las
redes sociales y aún eran libres y ciudadanas.
Hoy a diez años, la opinión
pública está desdibujada, sólo existe de manera fugaz en una rápida vista al celular,
en compartir un meme en alguna red social; esta actividad nos está alejando a
una velocidad espectacular del contexto. Las personas se quedan con el titular,
el meme y sobre eso comenta; la discusión es sobre el chiste y la broma; nadie
tiene tiempo de checar el contexto, de ir a la información, de buscar y
corroborar las fuentes y así corre nuestra vida en una nata de memes, dichos de
alguien más, comentarios de opinadores profesionales que no se liberan de sus
líneas editoriales o de sus intereses personales, y entonces la opinión publicada absorbe
todo, las noticias, las redes sociales y dicta sobre la opinión pública en
donde no queda nada. Cabe aclarar que las redes sociales ya no son tan libres,
hoy con los boots y la comercialización de influenciadores ya no es de fiar
tampoco.
Hago la reflexión porque la
semana pasada comente sobre el tema de la corrupción y hace unos días
amanecimos con la supuesta crítica que hace el Papa a la corrupción en México
en un video publicado por Notimex. De entrada, me llamó la atención la
interpretación que se le da por los opinadores y los medios, ya que todos se
refieren a algo parecido a “el Papa criticó al gobierno; a los políticos;
México en guerra contra la corrupción; Papa publica radiografía de la lacra de la corrupción
en México” y un largo etcétera, y por supuesto el tema se politiza. Me extrañó
de sobremanera el asunto. Primero, porque Notimex es la agencia informativa del
Gobierno y dudo mucho que hubiera publicado algo que afecte a las autoridades;
segundo, no creo al Papa tan tonto para dar una declaración de esa magnitud
antes de visitar un país, por lo tanto y como un ejemplo de lo que pasa cuando
se pierde el contexto, decidí buscar el video, informarme, investigar el contexto,
y lo que me encontré es lo de siempre, declaraciones sacadas de contexto,
frases solitarias que al ser publicadas generaron todo tipo de nuevos
contextos, con intensión obviamente especifica. Mi primera impresión fue:
seguro yo vi otro video, por lo que seguí leyendo las notas en la prensa y en
redes sociales. Pero no, sí vi el mismo video que dura seis minutos, lo vi
completito y sí dijo lo que dijo, pero sin el contexto del resto del video,
claro que puede ser usado en la opinión pública para crear un efecto de que el
Papa, que viene en visita de estado y pastoral, está criticando a las
autoridades; esto es típicamente como hoy estamos viviendo los flujos de
información, nuestra conversación está siendo orientada hoy por manos
invisibles hasta en la redes sociales.
La única forma es investigar por nosotros mismos e ir al contexto original, no
queda de otra.
Por lo que corresponde al
tema de corrupción, el mensaje del Papa es muy simple: luchemos todos en contra
de la corrupción. Y les dice a todos los mexicanos “no por unos pesos más hagas
cosas que están fuera de lo correcto”, fórmula sencilla y que no sólo es en el
contexto de una sola religión, es en el contexto de los valores humanos: no
hagamos lo incorrecto.
Revisando el documento que maravillosamente
realizo Maria Amparo Casar en el CIDE, “México: anatomía de la Corrupción en
México”, encontré una frase maravillosa de Sor Juana Ines de la Cruz que
sintetiza todo: ¿O cuál es más
de culpar, aunque cualquiera mal haga: la que peca por la paga o el que paga
por pecar?, para con esto dejar todo mi comentario en
el terreno de la fe.
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