En la historia de México, los ex presidentes siempre
han sido medidos por sus declaraciones hechas ya que han abandonado el cargo.
La lógica del sistema político mexicano indicaba que calladitos se ven más
bonitos; recordemos el exilio de Porfirio Díaz y del mismo Plutarco Elías
Calles, dos grandes lecciones del sistema a los ex presidentes. Una regla no
escrita del sistema es, o era, que los ex presidentes deben de respetar al
Presidente en funciones y no meterse en la política interna.
Ya en la época moderna recordamos varios
incidentes. Echeverria mando a Díaz
Ordaz de embajador a España, otro fue aquel desplegado en la prensa mexicana
que se le adjudica al ex Presidente López Portillo diciendo “¿Tú también, Luis?”,
como queja contra el ex Presidente Luis Echeverria, incidente que termino con
el envío de Don Luis como embajador del lugar más lejano de México. Otro ejemplo
es la salida del presidente Salinas del país, después de una huelga de hambre
en protesta por la persecución a su hermano. Parte de la tradición del sistema
era la persecución de algún funcionario del sexenio anterior, con o sin motivo,
simplemente para poner límite al poder del Presidente anterior.
Los tiempos fueron cambiando y mientras más
jóvenes son los Presidentes, acaban su mandato con edades en donde aún hay un
futuro por desarrollar. Algunos buscan los ámbitos internacionales, pero no
todos pueden lograrlo, mientras que quedarse en casa sin hacer política puede
ser algo imposible de logar. Sin embargo, a los Presidentes en funciones no les
gusta y no les conviene el activismo político de sus antecesores.
En esta historia que se está escribiendo en
México gracias a la alternancia, vivimos doce años de un partido distinto al
tradicional en la presidencia, con una forma distinta de ejercer el poder que
tuvo, como todo, claroscuros. Ahora, esta alternancia nos deja vivir y
descubrir una nueva etapa del Presidencialismo en México, la actuación de los
ex Presidentes del PAN; por un lado, Fox, quien se refugió en su rancho
convertido en un centro de capacitación política y conectado con redes de ex
presidentes internacionales y, de vez en cuando, con sus locuaces
declaraciones; por el otro lado, Calderón, que trató de seguir la carrera
internacionalista, pero que regresa al país para intentar hacer activismo
político, ya sea porque se le acabó la beca del camino internacional o por puro
gusto a la política.
Como parte de ese activismo, se le vio muy
animado con una de las modernas herramientas de comunicación en las redes
sociales, por lo que animadamente twitteaba todo tipo de mensajes: el más
llamativo, la felicitación por la captura del “Chapo”. De repente, como dijera
la famosa canción mexicana, “los mariachis callaron” ante el abatimiento del
“Chayo”, delincuente que en su presidencia se había dado oficialmente por
muerto. El twitt tardó en salir, hasta que más tarde surgió un mensaje doloroso
en donde tiene que felicitar la acción del gobierno, pero, también, tiene, irremediablemente, que reconocer los yerros de su
administración.
Lo que nos hace pensar que las reglas no escritas
de los sistemas políticos, no son casualidad, sino causa de la experiencia
política del pasado.
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