El año pasado se demostró que, si hay voluntad, podemos tener acuerdos
y lograr cosas benéficas para el país, pero la ambición política y la cerrazón
vuelven a ganarles a los políticos mexicanos.
En el año 2013 vivimos del Pacto por México; con mucho asombro vimos cómo
una iniciativa de la izquierda se consolidó en un gran acuerdo nacional para
lograr los importantes cambios y las reformas necesarias para la transformación
del país. Una idea se transformó en un Pacto, se formalizó, se institucionalizó,
se le dio una estructura, se creó un plan de trabajo y se asignaron recursos e
infraestructura. Increíblemente, se hizo política como hacía mucho tiempo nadie
en este país lo lograba. El resultado es contundente, se demostró que, si hay
voluntad, en México podemos tener
acuerdos y lograr cosas benéficas para el país.
Pero la ambición política y la cerrazón vuelven a
ganarles a los políticos mexicanos. ¿Qué será lo que les sucede para no tener
coherencia ni contundencia? Les gana el berrinche y como no se logran las cosas
cómo ellos quieren, entonces, como decía aquel viejo anuncio de relojes, agarro
mi Timex y me voy.
Ya anunciaron las izquierdas que se salen del
Pacto, pero que sí habrá acuerdos políticos; ¿de qué estamos hablando? Primero,
está en juego durante los próximos meses el cambio de dos dirigencias, tanto
del PAN como del PRD y, empezando el año, ya se delinea
el camino que van a seguir. Los azules empezaron a lanzarse mierda ante los
medios y la ciudadanía y los amarillos inician el año golpeando a Mancera, fincando enfrentamientos entre
las corrientes y chocando con el recién recuperado AMLO. Vuelven los políticos a interponer sus intereses partidistas
a los intereses ciudadanos y del país.
Además, no obstante, esto inicia un movimiento
que pretende revertir la reforma energética, lo que no nos permite darnos cuenta
de que, en el fondo, no sólo están en contra de lo que esta dicta, sino que
están en contra del concepto elemental de las mayorías que es lo que da
fundamento a nuestra democracia. Volvemos a la incongruencia del ranchero,
reflejada en un dicho popular, que dice: “que
se haga justicia, pero en los bueyes de mi compadre”. Con la reforma
energética sí, con la hacendaria, que
contempla a la mayoría, no.
Es increíble que, después de vivir un año con
Pacto, ahora los políticos quieran regresar al mundo de los acuerditos
políticos de conveniencia y, seguro, celebrados en lo oscurito. Mal o bien, el
Pacto estaba bien difundido y, más o menos, eran transparentes sus acciones; además
de tener mucha presión pública, sus acuerditos no van a ser así.
Desafortunadamente, ésa es la pobre visión de los
políticos mexicanos. En fin, ya veremos en qué terminan los acuerdos del 2014.
Consultor y Analista Político
Twitter: www.twitter.com/@Marcovherrera
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